lunes, 30 de noviembre de 2009

Estelas


¿Hacia dónde quieres ir? ¿Qué estela quieres seguir?. 

¿Necesitas una ruta marcada? ¿O prefieres seguir tu instinto?

¿Quieres asfalto? ¿O prefieres tierra?

¿Aguantas el calor en tus suelas? ¿Y el frío?

Adelante, comienza.

Adelante, gira.

Adelante, camina.

Adelante... 

Y si hace falta, ve a la pata coja... da igual que te miren, o que te llamen loco. 

Sigue un camino, o sigue otro... pero sigue andando, no te quedes quieto.

Para, descansa, respira. 

Y reflexiona, y vuelve a respirar, y comienza de nuevo a caminar. 

Adelante...

Sigue hacia delante.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Don't disturb


-- Perdona, ¿tienes un hueco, un momento?


-- Don’t disturb me.


-- Perdona, es importante...


-- No puedo.


-- Bueno, no pasa nada.


-- Estoy ocupado.


-- No pasa nada.


Vacío    OOOOOOO


-- Todo está bien


Vacío    OOOOOOO


Vacío   (                     )


O lleno  888888888


¿Por qué siempre extremos? 


-- Se muere


-- No pasa nada. Es parte de la vida.


     Vacío profundo. Lleno hueco.


     Se acaba.


         Fin.

                   

                  Principio.


domingo, 22 de noviembre de 2009

Hacia rutas salvajes +

Tenía dudas sobre cuál elegir de las tres canciones. Son las tres preciosas. Así que pongo las otras dos aquí :)





Hacia rutas salvajes



Me he despertado feliz,
con resaca en las piernas y en el corazón.
¿Y si buscamos más rutas salvajes?



miércoles, 18 de noviembre de 2009

Pantallas


Bienvenida a PC city. Bienvenida a PC city. Sonrío. Les doy las gracias, y pienso en cuándo van a dejar de darme la bienvenida y me van a ayudar... Es por la mañana, un día entre semana, apenas hay clientes. Y hay varias camisas moradas con el logo de PC city deambulando por allí. Todos caminan nerviosos, sin rumbo, moviéndose de un lado a otro de la tienda, como coches con mandos a distancia averiados que no paran de ir hacia delante y hacia atrás sin ningún sentido. Al final, uno de los que me ha dado la bienvenida me confirma que en breve una persona me ayudará. Gracias. Aparece un chico, con la camisa morada, con la frase célebre: bienvenida a Pc city. Estoy por echarme a llorar. Lo dice como un disco, sin alma. Su piel está muy blanca, tiene ojeras, sudor frío. Quería mirar un netbook y una impresora. Nos acercamos a los netbooks. Y como si tuviera todos los datos grabados en un disco duro comienza a recitar todas las características que por otra parte puedo leer en el mostrador. Va hablando, sin parar, sin ritmo, mirándome pero sin mirar. Le corto. Sí, muy amable. Y me lo dice dos veces más. Sí, muy amable. Sí, muy amable. Bienvenida a pc city. ¿Se habrá rayado? Estoy por pararle otra vez. Por darle un pisotón a ver cómo reacciona. Está como hipnotizado. Alucino. Al final cojo el broche de la mariposa que llevo en la chaqueta y le clavo la aguja en un brazo. ¿Pero qué hace? ¿Está loca? No le sale sangre. Lo sabía. Lo sabía. De repente todas las pantallas se vuelven más grandes y los ordenadores se abren, salen piernas y brazos y empiezan a caminar. Me acuerdo de la película de G-Force que fui a ver con mis hijas donde todos los electrodomésticos cobraban vida. Aquí pasa lo mismo. Viene la policía. ¿Qué ha hecho? ¿Dónde está el arma? Cogen mi broche de la mariposa. Ah, una mariposa. Claro, otra igual. Nos han descubierto. Le doy al botón de emergencia de la blackberry. La mariposa se convierte en oruga. Yo me convierto en mariposa. Los ordenadores regresan a las estanterías. Las pantallas vuelven a televisar el documental de National Geographic. Es sobre mariposas. Me escondo allí, con otras mariposas, en el documental. Nadie nos ve. 

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Lovear Berlín

Me gustan los graffitis. Cada vez se ven más por todas las ciudades. En algunas quedan bien, en otras no. En Berlín quedan bien. Muy bien. Imagino todas las paredes de nuestras casas, las de los hospitales, las de las panaderías y las de los hoteles, las bibliotecas y las universidades. Todas llenas de graffitis. Todas las aceras y todos los asfaltos. Las vías de tren. Imagino todas las pieles de nuestros cuerpos tatuadas. Todas las hojas de los árboles escritas, todas las bicis pintadas. Imagino un día en que todos los blogs, todas las fotografías, todos los textos que hay colgados en webs, en "nubes", salen de los cables, se materializan  y se proyectan en el cielo. Y ocupan todo. No quedan huecos. No podemos leer. No podemos ver ningún agujero. Todo lleno de palabras, de imágenes, de frases. Buscaríamos un hueco, un espacio, blanco o azul, por el que salir, y respirar. Un silencio. Imagino buscar ese espacio, y tirar ese cielo entre todos, y encontrarnos con otro cielo, limpio, en el que no hacen falta las palabras ni las imágenes, porque lo sentimos dentro de nosotros, en nuestra retina, a través del pensamiento, de nuestro pecho, de la mirada, de nuestras manos. Sintiendo las personas, sintiendo la naturaleza.






Me gusta que sea otoño, que esté todo el suelo lleno de hojas, que haya niebla, que haga frío. Y ponerme gorro, y bufanda, y manoplas. Y caminar.



Me gustan los waffles con chocolate y nata.

Me gusta probarme ropa militar de segunda mano con Berta.

Me gustan los árboles. Me tengo que comprar un diccionario de árboles. Me gustan los diccionarios.

Me gustan las caras. Me gusta mirar la piel de las personas, las miradas, sus manos, su caminar. Y pienso si vivían en el este o en el oeste. Qué tienen en sus cabezas y en sus estómagos, después de haber vivido aquello. Cómo se sienten. Si encuentran sentido. O si no lo encuentran. 

Me gustan los yogui teas con leche y miel en vasos grandes de cristal tipo Ikea.

Me gusta pasear por East Side Gallery y ver a Yunus, paseando, sin comitiva alguna, con su chaqueta beig, sin nada que le abrigue en el cuello. Y acercarme, y estrecharle las manos, y decirle que le admiro, y que también creo que un mundo sin pobreza es posible.

Me gusta ver a la gente caminar con maletas por la calle. Me imagino un mundo nómada, donde todos vamos con mochilas o maletas de ruedas de 50x40x20. No hace falta más. Y vamos cambiando de ciudad, de país, de continente. Vamos caminando, siempre a pie. Para ver desde todos los ángulos, para ver de otra forma, para ver desde dentro.

Me gusta Mauer Park. Me gusta calentarme alrededor de un cubo de hojalata, metiendo astillas de madera, poniendo manos con manos, de distintos colores y distintas pieles, todas juntas, alrededor del fuego, como si fuera un ritual. Sí. Un ritual. El ritual de la libertad. Me gusta calentarme así como si fuéramos vagabundos. Me gusta esa imagen. Todos vagabundos. 




Me gustan las ventanas grandes, antiguas, sin persianas ni cortinas. Vacías, transparentes. 

Me gusta la sopa de zanahorias, ginger y coco en el sitio de Franziska. Escuchando a Leonard Cohen. Mirando por la ventana las bicis, y los árboles, y las hojas. Y escribir en mi cuaderno. 





Me gusta poder estar aquí el 9 de noviembre del 2009. y que 2 y 9 sumen 11 = 9.11.11 . Bonita fecha. Y que 9+4 sumen 13. Bonito número. Y que 3+1 sumen 4. Aire, fuego, tierra y agua. Norte, sur, este, oeste. Primavera, verano, otoño, invierno.


Me gusta que haya un río. Me gustan los ríos en las ciudades, y pasear por ellos, y mirarlos y vivirlos.


Me gusta que todo el suelo sea de arena. Imagino una playa gigante en la que empezaron a hacer castillos con restos de materias que venían del mar o del río, y construyeron más y más hasta que ya no se veía que debajo había arena. Ahora ya no se sabe que debajo de Berlín hay una playa.


Me emociono bajo la lluvia la noche del 9. Con el dominó gigante. En la puerta de Brandemburgo. Parejas abrazadas bajo paraguas o sin paraguas. Personas solas. Niños. Alemanes, polacos, italianos, españoles. Da igual. Estamos todos allí. Y me estremezco cada vez que salen imágenes de lo que fue, cada vez que miro a los ojos de las personas que tengo al lado. Un chico nos hace un hueco debajo de su paraguas. Hablamos con él. Es del este. El tenía dieciocho años cuando cayó el muro. Tenemos la misma edad. Probablemente no es lo único que tenemos en común. Ninguno de los que estamos allí, o aquí, o ahí. Llueve. Gotas y gotas de agua que caen en piedras desgastadas, en arenas escondidas. Y limpian, y serenan. Y ayudan a crear una revolución silenciosa, más allá de las palabras, más allá de las imágenes.


Me gusta Berlín. Loveo Berlín.


viernes, 6 de noviembre de 2009

Entre persianas

Encerrarte. Bajar las persianas. Cerrar el ordenador. Apagar el móvil. Bajar los párpados. Abandonar la respiración. Sentir gruñir al estómago y no escucharle. Arropada entre sábanas blancas. Sola. Sin importar la hora. Sin importar el ritmo. Sin importar nada. Todo sigue. Pero dentro de esa habitación todo para. Y está bien. Está bien la parada. Está bien todo apagado.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Libera tu corazón


"Para ser libre, lo primero que tienes que hacer es liberarte a ti mismo; y para ello hay que liberar el corazón y dejarte guiar por él. La primera gran revolución es ser capaz de amar. Una declaración aparentemente muy simple, pero muy profunda. Uno puede tener todas las teorías políticas que quiera y hablar de cualquier tema, pero para ser libre en tu propia vida uno debe ser revolucionario en su relación de pareja y saber encontrar la generosidad y la compasión necesarias para continuar y, sólo entonces, tu vida merece la pena. Libera tu corazón y el resto vendrá por añadidura."
                      Tim Robbins

lunes, 2 de noviembre de 2009

Fuera y dentro



Fuera. Fuera de mi vida. Fuera de mi casa. Fuera de mi cuerpo. Fuera de mi mente. Fuera de mis cutículas. Fuera de mi ombligo. Fuera de mis paredes. Fuera de mis nubes. Fuera de mi nevera. Fuera de mi. Te quiero fuera de mi. 


Porque si fuera dentro de mi vida, dentro de mi casa, dentro de mi cuerpo, dentro de mi mente, dentro de mis cutículas, dentro de mi ombligo, dentro de mis paredes, dentro de mis nubes, dentro de mi nevera y dentro de mi, entonces..., entonces te querría dentro de mi.


Pero no te quiero dentro de mi. Ni tampoco te quiero fuera de mi. Quizás no existe el dentro ni el fuera, ni el mi ni el te. Quizás no exista ningún sitio donde se puedan encontrar el dentro y el fuera. O quizás existan todos los sitios. Fuera. O dentro.