viernes, 30 de septiembre de 2011

Resaca de jazmín


Bertrand estuvo muy enfermo. Muchos años. Vino a Chiang Mai para hacer la página web de un amigo. Y ahora vive aquí. Tiene una empresa de internet en Francia y otra en USA.
Emilio lleva 29 años trabajando en telecomunicaciones en una isla canaria. Y se aburre. Y ahora va a hacer juguetes de madera.
Un hombre danés dice que le gustan todas las personas que le tratan con respeto y con cuidado.
Mario es uruguayo, pero ha vivido en muchos sitios. Cuando ya no sacaba más de 200 euros en los mercados medievales en España, decidió no disfrazarse más e irse a vivir fuera. Y vive nómada.
Hay un gogo bar. No me gustan. Hay también de hombres, dice alguien. No, no me gustan. No me gusta ver a las personas así, con números puestos. Y nos vamos. Algunos.
Todo el mundo bebe. Todos bebemos. Singha o Chang. Drunk. Everyone is drunk here. Y nos ponemos guirnaldas de jazmín. 20 baths cada una. Con dos guirnaldas esta mujer ya puede comer hoy, dice Bertrand. Y a los thais les gusta. Son tímidos. Hay que ir despacio. No mostrar. No hablar de uno mismo. Emilio habla de cómo conoció a su mujer. Es china. Y la conoció en China. Se le cruzó por la calle. Y ahora va a recogerla, a ella y a su hija, para "amarrarlas" dice.
Y esta mañana cuando me he despertado las flores de jazmín estaban mustias. Y me pregunto cómo se habrá levantado Bertrand. Y Emilio. Y Mario. Y el danés.
Y escribo. Escribo sus nombres. Porque se me olvidan las cosas. Y si las escribo se quedan, en algún sitio. Las retengo. Y no pasan. Pero son nómadas, déjales ir. Sí, solo escribo sus nombres, solo eso.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Peace & love

Para estar en paz hay que estar preparado para la guerra. Me dice D.R. desde México D.F. Y me preparo. Con luz. Me pongo mis brazaletes guerreros. Estoy. Estoy lista. Para la paz y para el amor.


martes, 13 de septiembre de 2011

in india

Positive changes are about to come. Dice mi fortune cookie.
Y nos ponemos henna. Y salimos a la calle en Delhi para decir que también somos Anna. Y todo es igual, la misma energía, el mismo sentimiento. No existen edades ni razas, ni credos ni partidos. Todos juntos. Unidos. Por un hilo de esperanza. De amor. Y Anna recuerda a Gandhi. Y todo tiembla. Gandhis repartidos por toda la tierra. Amor, compasión y cambios. Muchos cambios. En India, en España, en Grecia o en Israel. Da igual. Es lo mismo. En todo el mundo algo está cambiando. Dentro de nosotros. En nuestras líneas. En nuestras miradas.
Desnudémonos.