miércoles, 9 de noviembre de 2011

sunshine


Hay días chungos. Sí, chungos. No me gusta esa palabra, pero lo define bien. Y son así porque te sientes así. Porque quizás ya la noche anterior te fuiste a la cama así. Y en lugar de levantarte sonriendo al sol, te levantas con una nube en la cabeza, una nebulosa llena de pensamientos, de preguntas. Intenta comprender. Intenta comprender porque una persona que estuvo tan cerca una vez, que es el padre de una de tus hijas hace eso. Intenta comprender porque vive así, porque te hace daño, porque no esperó a hablar y prefirió ir al juzgado. Y esa mañana que te has levantado chunga porque no comprendes y tienes que ir a un despacho frío con una mujer que hace el papel de mediadora y un hombre que cada día entiendes menos. Que tienes que ir a firmar unas medidas, unas horas, unos tiempos. Sí, todo escrito. Sí. Sí. Insisten. Y yo digo. No. No. No quiero más papeles. A la mierda con todos estos papeles. No quiero papeles. Quiero poder hablar. Quiero poder decir, escuchar, cambiar. Porque siempre va a ser mejor que lo que diga el juez, dice ella. El juzgado es una lotería. Y si el juez dice que una semana en casa casa? o un mes en cada casa? es una locura. Pues firma. Firma. Y no quiero firmar. Y tantas dudas. Y regreso a casa en bici, con sol, pero con esa nube multiplicada por diez que hace remolinos sobre mi cabeza. Sobre mi corazón. Y me cuesta pedalear. Pero siempre se puede dar la vuelta. O casi siempre. Y buscar el sol. No ese sol, el que sí que está. No ése. El otro sol, el de dentro. El que borra esas nubes y te llena de calor. Y me arreglo. Me quito las zapatillas. Me quito la camisa azul. Y me pongo mis botines de tacón y mi camisa de raso de flores chinas. Y colorete. Y acudo a la cita con mis amigos calamitas. Y entonces hablamos de sacos de dormir y de chimeneas, de nuestra escapada a la casa de T en la montaña. Hacemos listas en los posavasos. Tomamos canapés de chorizo con té, vino con pastas. Hablamos de Haz, con H y con Z. De hacer algo entre todos que nos guste. Cuerpos desnudos tatuados con cachirulos, infanticos amamantados por una costurera, pubis recortados con la silueta de la Virgen del Pilar. Y reímos. Reímos sin parar. Todos voluntarios de modelos desnudos. Belle K nos habla de platos con esferas de sabores de todos los continentes. Después, algunos se van a casa y otros nos quedamos a cenar. Papas bravas y comida árabe en el sitio de Abdul. Y hablamos de cosas que desaparecen. Sin más. Desaparecen.
Y luego nos quedamos P y yo. Y escuchamos Damien Rice. Hacía tanto que no lo escuchaba. Y después ponen Bobby ... y P empieza a cantar y a mover la cabeza como un loco del rock, moviendo la lengua y gesticulando a lo Mick Jagger. Y yo no puedo parar de reír. Y eso no tiene precio. No tiene precio tener la suerte de poder estar con personas así. De poder acabar un día que empezó tan gris con tanto calor.
Hoy por la mañana había sol. Dentro y fuera. Y Conchi me ha puesto el café con leche con más espuma y más bonito que he visto en mi vida. He abierto el sobre de azúcar y he echado toda la nieve por encima, haciendo circulitos, desde el borde hacia el centro. Una luz roja se ha encendido. Se retrasa el barco. Ay, ay, no te retrases. Esto tiene que salir. Sí. Tranquila, tranquila. Y con la cucharilla he ido recogiendo la espuma. Estaba muy dulce.
Ayer estuve escribiendo sobre "lo que de verdad importa". Hoy leía otra vez en algún lugar, "porque lo que de verdad importa..." Y ahora pienso en que lo que de verdad importa es eso, el chorizo con té, los ataques de risa, las muecas de P, las caricias en las manos, los cuadernos inventados, los caminos matutinos, las lágrimas compartidas, los capuchinos nevados y los abrazos de puntillas.

martes, 1 de noviembre de 2011

nue en novembre



Anoche nos vestimos de brujas. Y me acordé de A y le llamé. Porque el año pasado estábamos juntos, vestidos de miedo. Porque el año pasado bebíamos gintonics tapados con mantas mientras asustábamos a los niños que entraban por el jardín. Y este año estaba sola. Y le llamé. Y qué bien, que ya no está enfadado. Ni conmigo ni con todas las mujeres, como decía. Qué bien poder hablar otra vez con personas que quieres. Y esta noche viene J. Tiene las manos calientes. Y me siento feliz. I love November. Welcome beautiful month.