jueves, 29 de abril de 2010

Fragile

Suenan los violines. Ayer había luna llena y L. cumplió ocho años.
Ocho, como un infinito puesto de pie, porque quiere ser cierto.
Como una amapola roja, como un infinito sobre otro infinito, pero sin agujeros.
Como la luna. Llena. Como la amapola. Frágil. Como su inocencia. Blanca.

sábado, 24 de abril de 2010

Inmaculate fools


Qué bien, por fin sentada y con un poco de tranquilidad. Ahora relax  y a disfrutar…


Pero, ¿qué está dibujando este hombre que tengo al lado?, si parecen todo cerebros descuartizados... Ya me decía Rafa que a estas clases de escritura venía gente muy rara...


No entiendo cómo se ha podido hacer tan famoso de repente. Si sólo dice chorradas.


Y ahora, ¿qué les cuento yo a estos tipos que me miran con esta cara?


La verdad es que sí que tiene un aire a Elvis.


Qué hambre tengo... Se suponía que con el kiwi de las 6 de la tarde ya no tendría hambre hasta las 9, pero no puedo más... Y además, me están haciendo unos ruidos las tripas que el de al lado tiene que estar flipando...


Qué raro, hoy no ha venido con su lata de Coca-cola Zero


Pfff... no tengo ni idea de qué están hablando... No he oído esos nombres en mi vida...


Tiene algo especial. Sí. Si no fuera siempre vestido de negro... Seguro que su armario es como el de Nueve semanas y media, todo igual, todo negro... ¿Y los calzoncillos? no, los calzoncillos seguro que los lleva blancos.


Y sigue sin responderme al mensaje... Joder. Como no vea la luz roja encendida antes de las 8 salgo al baño y le llamo. No me puede tener así todo el día... 


Me encanta. Cómo habla, si es que tiene un aura especial... Sí, es todo un artista.


En cuanto llegue a casa me meto en internet a buscar información sobre ese tal Agustín Mayonesa...  


Joder, este tío de qué va. Parece que vaya fumao. A ver si viene ya el de las coletas y nos las piramos...


No sé qué hago aquí. No pinto nada en un grupo así. Volveré con los de la tertulia del café Bonn, esos sí que eran intelectuales y no esta pandilla de chalaos que se ríen de todo y no profundizan en nada.


Me acaba de dar una idea cojonuda este tío. Sí. Lo tengo.


Será pelota. A ver si se calla de una vez y deja hablar al profesor, que no hemos venido a escucharle a ella...


Vaya cara de pringaos tienen todos... ¿Qué se pensarán que les está contando este tío? pero si no tiene ni idea ni de lo que habla... Es sólo un showman...


Me está apretando un montón este sujetador nuevo. Casi no puedo respirar. Pero me hace unas tetas preciosas.


¿Y por esto hay que pagar? De verdad que no lo entiendo. Menuda tomadura de pelo.


No sé qué le voy a decir a Paquita cuando llegue a casa. No se lo puedo contar. No. Todavía no estoy seguro. Ojalá la clase durara toda la noche y no tuviera que volver a casa ni darle ninguna explicación.


Cómo me pone este tío... Tiene que ser salvaje. Sí...


Borraja, patatas, lechuga, zanahorias, judías verdes... ¿y qué más? No consigo acordarme y eran seguro 6 cosas las que tenía que comprar en la verdulería... 


Ya la he visto dos veces mirándome. Está coladita por mis huesos... En cuanto deje de hablar un poco este petardo me acerco y la invito a cenar esta noche, qué narices...


¿Pero cómo puede ser tan burro de decir que los romanos no existieron? 


Quiero escribir. Sí, necesito escribir. Escribir, escribir, escribir. 



** Estos pensamientos fueron recogidos por una máquina CEOPS-X5 el pasado miércoles 7 de abril del 2.010 en una clase de Manuel Vilas, en el centro Joaquín Roncal de Zaragoza. Según un testigo metereólogo y experto en la materia, iba todo bien hasta que se empezaron a enredar unos con otros formando una nube negra que terminó originando un cortocircuito en la sala e incendiando todo el centro. No ha habido víctimas. Las cenizas de todos ellos se recompusieron y se han recuperado favorablemente.

sábado, 17 de abril de 2010

Rufus

Pues claro que no, Margarita, no son piojos. Hija mía, pareces nueva tú también... Por eso no se mueren con ningún champú ni con ninguna loción, por mucho porcentaje de permetrina que lleven. ¿Qué crees? ¿qué si realmente fueran piojos tendríamos todavía pelo en la cabeza? No, hombre no, con el tostón que es... que si la alopecia, las canas, los tintes, las permanentes, los alisados japoneses... Hoy en día no haría falta tener pelo, bastaría con unas pelucas bien hechas y bien implantadas en la cabeza y una maquinita en casa que las cortara, las cambiara de color, les pusiera extensiones o trenzas tipo Bob Marley... Si ya la inventaron hace tiempo pero "Ellos" se encargaron de esconderla. Porque necesitan nuestro pelo, o cabello, como diría mi amigo Roberto. Me lo ha contado todo Rufus. Sí, es uno de "Ellos". Pero después de vivir en mi cabeza más de 90 días, comprendí que no podía ser un piojo normal. Al final le pregunté y habló. Claro que habló. Soltó todo, el muy canalla. Pero no lo puedo contar. No. Lo siento, se lo he prometido a Rufus. Qué no me insistas Margarita, que te he dicho que no puedo. Sólo te puedo decir que las nubes negras que parecen coliflores gigantes del volcán de Islandia no son lo que parecen. Margaritaaaa. Por favor. Bueno, está bien. Pero prométeme que no se lo dirás a nadie. Espera un segundo que me pongo un gorro en la cabeza para que no nos oiga Rufus. 


lunes, 12 de abril de 2010

Fisuras

 Goa, India- Julio '07

Somos lo que ocultamos. Somos lo que callamos a los demás. Fantasmas o avatares, ahí, en lo que no aparece, en lo intangible, es donde se esconde nuestra esencia. Por eso da tanto miedo.
Vicente Luis Mora "Alba Cromm"


Sí, hay que escayolar. Sin lugar a dudas. Tiene cortocircuitos en su mente. Lo mejor será escayolar y dejarla inmóvil durante unos meses. ¿Y los talones? Me duelen también los talones... Sí, tiene grietas. Escayolaremos también. Las piernas enteras. Y déjeme ver el hígado. Este hígado es enorme. Vamos a pesarlo en un momento. 3 kilos. Efectivamente. Tal como me había parecido. Es demasiado grande. No está funcionando bien. Lo escayolaremos también. Con este yeso estará perfecto. Se endurece rápidamente, no tendrá fisuras. 


viernes, 2 de abril de 2010

B12

Es falta de B12. Es falta de carne roja. Y retumban los tambores. Y no quiero comer esa carne. Silencio. Y olor a incienso. Y quiero azul y no quiero rojo. Y ya no me llamo azul porque ya no quiero más nombres. Porque me confunde, porque me pierde. Porque no quiero más pantallas, porque no quiero más perfiles. 

Retumban los tambores y todo palpita. 

Quiero horizontes, quiero tocar la tierra, mancharme las manos. No quiero teclados, no quiero cables, no quiero luces fluorescentes.

No pasa nada. La B12 se inyecta. Y la aguja de una jeringuilla traspasa mi piel. Y entra un líquido que no conozco dentro de mi. Y me inyectan otra en el cerebro. Son pantallas. Dicen. Y luego me ponen otra piel cubriendo las palmas de mis manos. No se nota. Es muy fina y transparente. Se comunica con las pantallas, con tu mente. Ya no necesitas ratón, ni teclado. Está en tus dedos. Dicen. Ya no te hacen falta enchufes, ni ordenadores. Ahora está todo dentro de ti. Y retumban los tambores. Y luego otra vez el silencio. Ese silencio.