viernes, 24 de septiembre de 2010

Pure


Comienza el otoño. Pure. Y este año es azul. Blue.
En otoño te conocí. No, era invierno. Pero lo recuerdo como otoño. ¿Qué es lo real y qué es lo que imaginamos o recordamos? ¿Dónde está la verdad? ¿Y la poesía?

Quiero mirar sin filtros. Sin cámaras ni gafas. Y sentir la luz, y la oscuridad, el sol y las lunas y les petites étoiles.

Comienza el otoño. Y he terminado de forrar libros. Muchos libros. Con plástico. No me gusta el plástico. No tiene alma. Y es contaminante, frío y artificial. Petróleo. Y luego forramos la comida, con plástico, para que no se estropee. Y después nos forramos las vísceras, para que no nos hagan daño.

Voy a inventar un forro invisible, reciclado, hecho de amor y libertad, lleno de agujeros por los que se cuele la luz y el olor. Un forro inventado.


Comienza el otoño. Y tú sigues aquí. Dentro. Líquido y suave.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Contigo


Sigo haciendo kilómetros ¿Cuántos? No lo sé. Ya he perdido la cuenta. Para qué llevar cuentas. No quiero cuentas. Te quiero a ti.


He nadado por carreteras. A braza, no sé nadar de otra forma. Abriendo y sintiendo cada piedra del camino. ¿Cómo son tus kilómetros? ¿y tus milímetros?


Paseé sobre Fede, con mis muslos desnudos sobre su lomo, al paso, en una danza lenta y suave, mientras se ponía el sol. Y tú ibas detrás. Cuidándonos.


Unos mensajes que no tenían que llegar no llegaron.


Bernard cocinó berenjenas a la plancha con una salsa blanca hecha de cilantro, zumo de limón, sal, pimienta y yogur. La berenjena se deshacía en la boca. Y bebíamos vino blanco.


Florence puso la canción de la jaula en el pecho mientras leía la letra en su cuaderno del camino. En aquella habitación, llena de luz y de plumas, en la que ella escribía.


Un librero nos enseñó sus tesoros más íntimos. Tocamos aquellos pergaminos y deslizamos las yemas de nuestros dedos por rutas que ya no existen, por palabras que todavía viven. Y sentimos formar parte de otro tiempo.


Concha me acogió a la vuelta. Y vi a mi abuela en ella. Y detrás, a una virgen enorme que nos miraba, llena de colores. Sonreía, nos abrazaba. Y brindábamos por la vida, con cava y gin tonics.


Sigo haciendo kilómetros. ¿Cuántos? No importa. Te sigo. Estoy. Contigo. Y ahora vienes. Tú. Conmigo.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Semáforos en el cielo


Ojalá a veces fuera todo así de fácil.

Dudas. Decisiones.
Decisiones. Dudas.