miércoles, 10 de marzo de 2010

Rasgada

Mark Rothko. Sin título. Rojo sobre naranja. Colección Beyeler


Mis manos están frías, están secas. La piel se ha quedado cuarteada. Este viento frío las ha arrugado. Pero siguen escribiendo.
F. diría que siempre me pasa lo mismo el día antes de venirme la regla. Y me reía de lo que decía. Y no le creía. Pero hoy me ha venido la regla. Y ayer el abismo. Y me acuerdo de él, de lo que me decía. Y entonces pienso que quizás no es tan importante, que quizás es algo más relacionado con las hormonas.
He llenado la pantalla del ordenador de cuadros de R.. Cuadros en cuadros. Grandes, gigantes. Blancos y azules sobre grises. Blancos y grises sobre azules. Rojos con naranjas, o con rojos. Me he perdido por su obra y luego he buscado su vida. Y su muerte. Mierda, también se suicidó. Se cortó las venas. Sangre roja. Roja oscura.
Esta mañana L. quería ponerse un poco de corrector en un granito que tenía en la frente. No, no te lo tapes, le he dicho. Es mejor que no te lo tapes, que te de el aire y se seque. Y pensaba en todo lo que escondemos, en lo que ocultamos. ¿Y qué pasa con todo eso? ¿Con todo lo que tapamos? ¿Con todo lo que no decimos? ¿Y si se pudre? ¿Y si nos pudre? Por qué no dejarlo al aire, aunque a veces nos cuartee la piel. Pero al aire. Y que el viento se lo lleve dónde quiera.
Tengo ganas de caminar con M. 


1 comentario:

PHAROS dijo...

dejar todo al aire en el aire