domingo, 31 de mayo de 2009

Simple y difícil, cerca y lejos

--Céntrate por favor, haz el favor de centrarte ya de una vez -- le dijo su padre. 

Estaba sentado en el sofá, serio, dentro de él, encerrado en él, como lo había estado toda su vida o al menos desde que ella podía recordar. Si por lo menos pudiera sonreír, pensó Lu, si por lo menos pudiera abrir una ventana dentro de esa cárcel y asomarse por ella, para que pudiera entrar un soplo de aire fresco en sus pulmones, que le dejara respirar, hinchar su abdomen, su pecho, inspirar con profundidad, y exhalar expulsando todos esos fantasmas que tenía dentro, todas esas fortalezas altas y rocosas que había ido construyendo dentro de él... Y que con ese soplo de aire cayeran todas... y quedara sólo una llanura, lisa, verde y calma... fresca, que le permitiera empezar otra vez, y ver con otra visión, con otra mirada, sin ese rencor... 


--Déjame tranquila. Es lo que estoy intentando hacer -- dijo Lu. Respiraba, e intentaba mantenerse impermeable dentro de su piel a esa tormenta que veía acercarse, y que ya conocía tan bien. Estaba llena de cicatrices, y no quería ni iba a aceptar ya nuevas heridas. Ya bastaba.


--Sí, ya lo veo. Todo el día metida con ese maldito ordenador. Más te valdría ponerte las pilas de una vez y ponerte a trabajar un poco de verdad, que además, que yo sepa, es lo que te da de comer, a ti, a tu hijo y a toda nuestra familia.


 -- Lo hago, una cosa no quita la otra. Que me guste escribir no quiere decir que no me ocupe de mi trabajo en el hotel. 


--Siempre distraída. Desde pequeña has sido siempre igual. Toda tu vida igual. Empezabas una cosa y la dejabas, me acuerdo cuando querías hacer judo y te apuntamos tu madre y yo, luego baloncesto, piano, y así siempre. Así nunca serás nada ni nadie. Pero bueno, ahora ya tienes casi treinta y cinco años, qué te voy a decir. Te tendrías que haber especializado en algo. En esta vida hay que centrarse en una cosa, no en cincuenta, y ser bueno, el mejor. 


--Somos distintos, y lo hemos sido siempre. Y no quiero volver a discutir. Estoy ya cansada de volver siempre sobre lo mismo, de que me machaques.-- Y abrió la puerta para salir de la habitación.


--Sí, eso, claro, vete, como siempre. Cuando no te gusta lo que se te dice, coges la puerta y te vas. Afronta de una vez las cosas y plántale cara a la vida, que ya va siendo hora.


Lu dio media vuelta y se quedó dentro de la habitación, enfrente de su padre. 


--¿Qué afronte la vida? ¿qué te crees que hago cada día?¿acaso te crees que es fácil vivir así? ¿sola, con un niño pequeño, con un ex marido que es un cabrón, y con un padre que en lugar de apoyarte y abrazarte sólo te machaca más? No, no es fácil. Me encuentro muy sola muchas veces, y qué quieres que te diga, estoy harta de ser fuerte, siempre fuerte. Os pensáis que soy así, fuerte, y que puedo aguantar todo. Pues no, no lo soy. Ni nadie lo es. Soy sensible, extraordinariamente sensible, y cada vez más, y me alegro de serlo, pero a la vez todo esto me mata, me destroza. Eres mi padre, MI - PA - DRE-- dijo vocalizando cada sílaba. Le habían empezado a caer lágrimas por la cara, lo notó y se enfadó, con ella misma, porque se había prometido no volver a llorar nunca delante de él-- Un padre igual que una madre tiene que querer siempre a sus hijos, quererlos, de verdad. Es lo más importante, lo demás es secundario. Yo sólo espero que el día de mañana Bruno sienta que le quiero, que le apoyo y que estoy siempre incondicional a su lado, porque es mi hijo. No sabes la cantidad de veces que lo pienso...


Entró su madre en la habitación. ¿Ya estáis otra vez igual? Pero ¿para que le dices nada a tu padre si ya sabes cómo es, Lu? 


Su padre miraba distraído hacia la ventana. Cuando Lu le contestaba dudaba de que ni siquiera la escuchara. Se limpió la cara con la manga de su chaqueta, le dio un beso a su madre y se fue.


Condujo mirando el cielo, llorando, se estaba haciendo ya de noche. ¿Pero por qué te dejas? ¿por qué? se acabó. Ya vale. Nunca más, nunca más...


Llegó a su casa, con los ojos todavía hinchados. Bruno estaba jugando con Paula en su habitación. Mama, mamá, y salió corriendo hacia ella y se le abrazó.


--¿Qué te pasa Mamá? tienes cara triste ¿Has llorado?


1 comentario:

PHAROS dijo...

Me suena esta historia, en fin.... si es cierto,curioso, cada uno de nosotros interiormente somos de una forma,(LU es una mujer sensible) unos se dan cuenta de los que somos y otros no, luego viene cuando dejamos a parte lo que realmente somos y tenemos que crear y formar otra persona mas fuerte (en el caso de Lu)

Cuando te das cuenta de esa bipolaridad, crea una confusion en tu interior y saltas,manifiestas y explicas que ya no eras la de antes.

En ese momento cuando conoces a ti misma y empezas a admitirlo y luchas por mantenerte asi seras libre de tus cadenas,

es una reflexion a lo mejor voy a mi bola jajjaja

sera pharos .....

besos voy a ver que se acontece en los otros blogggsssss