sábado, 30 de enero de 2010

Tacto

Las sábanas de la Paz no son de raso ni de suave algodón. Están desgastadas. Viejas. Pero cubren, tapan, curan. Todo cura. Sobre todo el parar y salir. Y entrar allí. Y compartir la habitación con una familia gitana, romaní como dicen ahora... un pueblo que antes se me hacía desconocido y que ahora, sin embargo, siento tan dentro. 

2 comentarios:

PHAROS dijo...

Esta llenas de dolor,esperanza,alegria y de vida.

ASTEROIDE B 612 dijo...

Por dónde quieres que empecemos el diálogo, por las funciones del patriarca o por los de la madre encargada de la prole.
Mira por donde estos temas me gusta, sólo espero no olvidarlos nunca.