Abrió la mano.
Y la dejó en alto,
inmóvil,
los dedos separados,
las lágrimas sumergidas,
las palabras sepultadas.
Cerró la mano.
Y la bajó.
Y la metió en el bolsillo de su abrigo,
buscando la concha,
agarrándose a ella
hasta que se hizo sangre.
Y la sangre manchó su abrigo,
y el rojo limpió su piel.
1 comentario:
agarrase, sangre, ummmmmmmmmmmm
besos
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