lunes, 22 de febrero de 2010

Vaho


Abrió la mano. 

Y la dejó en alto, 

inmóvil, 

los dedos separados, 

las lágrimas sumergidas, 

las palabras sepultadas. 


Cerró la mano. 

Y la bajó.

 Y la metió en el bolsillo de su abrigo,

buscando la concha,

agarrándose a ella 


hasta que se hizo sangre.


Y la sangre manchó su abrigo,

y el rojo limpió su piel.



1 comentario:

PHAROS dijo...

agarrase, sangre, ummmmmmmmmmmm
besos